Aunque quieras al gallo matar, no dejará de amanecer”
Como pasa el tiempo, del disco Habla tu espejo.
“La verdad, es que no hay una verdad (leí en una pared de la ciudad)”
Lo malo de ser bueno, del disco Porfiado.
“Ya leí a Arthur Conan Doyle, ya me pasé de nafta a gasoil
Ya leí a Bretón y a Molière, ya dormí en colchón y en somier”
Ya no sé que hacer conmigo, del disco Raro.
A riesgo de recibir viscerales y justificadas críticas por el título de mi nota, me propuse compartir mi experiencia como aficionado al Cuarteto. Siempre me ha parecido forzado conciliar las letras del rock en español con la música. Salvo honrosas excepciones, encabezadas por Soda Stereo, hay una resistencia del idioma a sincronizarse con este género; contrario al inglés, de palabras y frases cortas.
Contamos con innumerables baladas, pegajosos merengues, reguetones monocordes, salsas cabillas y una respetada gama de música alternativa. Enumerar cuántas melodías buenas me han defraudado al analizar su letra o viceversa, me daría material suficiente para otro artículo. Hasta que una mañana de diciembre del 2009 escuché en la radio El Hijo de Hernández y algo hizo clic.
De inmediato navegué por la web para saber quiénes eran los autores de esa canción cuya letra, nada pretenciosa, conectó con códigos muy personales. El Cuarteto de Nos. Uruguayos. Roberto Musso: Guitarra y Voz; Santiago Tavella: Bajo y Voz; Alvaro Pintos: Batería y Voz; Riki Musso: Guitarra y Voz. Sin embargo, éste último no participaría en su antepenúltimo disco, “Porfiado”, quedando la guitarra a cargo de Gustavo Antuña e incorporando en los teclados a Santiago Marrero (con lo que técnicamente pasarían a ser un quinteto).
Aparecieron en Youtube los videos e ingeniosas letras de Ya no sé qué hacer conmigo y Yendo a la Casa de Damian, del disco Raro. Recordé que a Damian la había oído un par de años atrás en el Moulin Rouge, un bar de la Av. Solano de Caracas, canción que según el propio Roberto Muso se inspiró “en un camino ficticio, de un tipo que no se sabe ni siquiera a dónde va pero que no puede llegar, bombardeado con toda la información proveniente de la sociedad de consumo, todas las rimas fueron con palabras en inglés o francés”.
“Pero cayeron desde un Pent-house
en mi ojo un teclado y un mouse
ciego y perdido por el stress
peor que un secuestro express
yo que en inglés solo se decir -yes-
pensé en el libro de Hermann Hesse
soy un looser como un boy scout
y de la vida me declaré out
Nada de bajar las canciones pirateadas. El hallazgo merecía la versión original. Conseguí los cd´s de Raro y Bipolar y me enganché hasta el día de hoy. Una amiga uruguaya de Amnistía Internacional me envía los discos por correo, desde los que no se consiguen en el país (Cortamambo, Una Navidad…, El Cuarteto de Nos), hasta los más nuevos antes de que lleguen a las poquísimas disqueras que nos quedan (Porfiado, Habla tu espejo). Por ella también supe que el clásico Al Cielo No es una especie de himno a la joda en Montevideo.
Las canciones del Cuarteto suelen hacer referencias indistintamente a la cultura popular y a la cultura académica; y en su mayoría parten de los conflictos de la identidad propia, de ironizar y carcajearse con el ego; (ejemplos clarísimos son Así soy yo, Ya no sé qué hacer conmigo, Me Amo, Mi lista negra, Breve descripción de mi persona y Roberto).
Si bien toda creación artística, en este caso la música, implica una actividad intelectual, eso no significa que todas las composiciones vayan más allá de la rima fácil o que en caso contrario, no suene impostado o ridículo. Más aún en el género del rock en español. Sin embargo El Cuarteto, y sobre todo en sus últimos cuatro discos, sale bien librado.
“Alegría y tristeza es lo mismo para mí
que no me interesa sentir
porque en el ángulo de la vida
yo he decidido ser la bisectriz”
(Así soy yo, del disco Raro)
Tengo más tabúes que hindúes y pakistaníes
puedo poner los puntos sobre las íes
y después quedar difunto al esquiar sin esquíes
así de manso es mi pensamiento
el que ríe último piensa más lento
Hay días que estoy al revés y voy con desconsuelo
al infierno en ascensor en vez de una escalera al cielo
no me salva Robert Plant ni la suerte de Bugs Bunny
me visto como Kant y pienso como Armani
Soy eso, un cóctel de aceite y agua
parezco dirigido por Buñuel o Kurosawa
en ocasiones contesto lo que siento
pero de esos sentimientos enseguida me arrepiento
y entonces es cuando mis respuestas se apilan
y flotan en el viento como las de Dylan”
(Bipolar, del disco Bipolar)
“Que no es un identikit de Brad Pitt
Que nunca vio a Limp Bizkit ni a Aerosmith
Que es como un Hobbit o Roger Rabbit
Que todo le da déficit y nada superávit
Que se siente como en coma en un CTI
Como el reo más buscado por el FBI
Como el deudor más pertinaz del FMI
Como el producto más bruto del PBI”
(Miguel Gritar, del disco Bipolar)
“En mi lista hay traidores,
hay deudores, acreedores y rencores que una vez fueron amores
hay fingidos salvadores vestidos de predicadores
hay santos y pecadores, peores que los roedores
mi lista no se cuece en dos hervores y si fuese vista,
provocaría al más provocador de los provocadores
Hay difamadores y desagradecidos
a los que hice favores y ahora se hacen los desentendidos
puse legisladores de varios partidos
y es sabido que algunos se lucen por tener menos luces que apellidos
Hay vencedores vencidos y empedernidos dictadores
perdón que insista, pero mi lista
es para esos forajidos el más temido de los tumores”(Mi Lista Negra, Bipolar)
Tal vez una de sus canciones más logradas sea Buen Día Benito, de su disco Porfiado, que incluye un coro de Sopranos, Mezzos y Tenores, además de contarnos una buena historia.
Los compas del Cuarteto ya no son ningunos carajitos. Pero al verlos en vivo dos de las tres veces que han venido a Caracas (2010 y 2012, me ahorré el Suena Caracas), demostraron en tarima que todavía son unos duros que transmiten ese feeling que te hace sentir un adulto menos estúpido cuando cantas y coreas a viva voz junto a quinientas personas.
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