Diosdado alzó la mano y juró. Era un juramento larguísimo y por un montón de cosas, de personas, de gente, pero juró. Y así, luego de la señal de costumbre, del voto de la mayoría simple, del juramento, quedó imbuido de la autoridad que le da ser, por cuarta vez consecutiva, presidente de la Asamblea Nacional.
La nueva directiva AN
La colectividad opositora quedó imbuida, al mismo, tiempo de una cólera añejada, de una queja irracional hacia quien, a su entender, representa lo peor del chavismo. Una sarta de lugares comunes se despacharon por las redes sociales, desde la emoción, desde la ira, desde la rabia, que lejos de aclararle el panorama, les nubló la capacidad objetiva y racional del análisis. Porque la política es un plato que también se come frío.
Como si se tratara del libro (luego devenido en película) del Código Da Vinci, ¿alguien se ha sentado a estudiar los signos y símbolos? ¿Alguien se ha puesto a pensar por qué el diputado Cabello necesita un cuarto período como presidente de la Asamblea Nacional? Después de los episodios y constantes peleas en el hemiciclo ¿para qué quiere el puesto? ¿No es mejor abrirle la oportunidad a una nueva y renovada figura? ¿Es solo para amasar poder o gozar de prebendas o para ser el guardián de algo?
Yo me inclino por la tercera, aunque la oposición se ve más desarticulada, perdida y dividida que nunca y no pareciera un peligro: la oposición debe meterse ahora en su pelea interna, de cara a las elecciones parlamentarias, sin haber capitalizado el creciente descontento en las filas del chavismo.
Vía AVN
La reelección como mandamás del parlamento, está concatenada a la reelección de Luisa Ortega Díaz, como fiscal general de la república y de Tibisay Lucena y Sandra Oblitas como rectoras principales del CNE, la primera además reelecta en el cargo de presidenta del Poder Electoral. Allí hay tres poderes cuyas máximas autoridades fueron reelectas: el legislativo, el electoral y el ciudadano.
Por la movida está claro que el chavismo se prepara para defender los espacios que ha conquistado hasta con la más descabellada estrategia. Si la oposición, desmovilizada como está, piensa en la estrategia del poder ciudadano, sin duda tendrá un camino engorroso. Por la judicial parece que correrían la misma suerte, luego de lanzar por la borda los acuerdos que habían logrado en la Asamblea Nacional. Si busca ganar las elecciones legislativas, tendrá que enfrentarse a una de las mejores maquinarias electorales de América (con Cabello a la cabeza) y a un CNE que ellos mismos abandonaron.
Diosdado es sin duda la garantía de conexión de la cúpula del chavismo con su maquinaria, con los militares, con los radicales y con las organizaciones del Poder Popular. Por eso, es el perro bravo del Psuv, el que siempre se muestra más radical, el que habla duro, el que da con el mazo y el que organiza la respuesta de las bases rojas rojitas.
Maduro y Diosdado Cabello Congreso del Psuv
La organización electoral para el chavismo pasa por él, la conexión con los cuarteles pasa por él, la recaudación de impuestos pasa por él y la posibilidad de una respuesta cívico-militar, esa unión pueblo-fuerza armada, ante cualquier evento, también pasa por él.
Pero y si, solo y si, quedase un chance, uno pequeño, que lleve al país a un estado de ingobernabilidad total; y si el presidente Maduro, quien está debilitado y según Luis Vicente Léon de Datanalisis cayó ya al 22% de aceptación, se ve obligado a renunciar ¿quién seguiría en la línea de sucesión? ¿Sacaron cuentas? A buen entendedor…
Mientras alguien banalmente inquiere que Diosdado es presidente ‘eterno’ de la AN, y no mide hasta dónde la figura del diputado puede ser la clave de la política, en lo que parece ser el año más controvertido para la revolución, estará de nuevo subestimando la capacidad estratégico-política del chavismo y ya sabemos como ha terminado eso antes para la oposición. No es simplemente un nombre más, un cargo más, una reelección más, es Omnia Politicum y el código Cabello.
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