La comodidad está en el camino

“…Váyanse al Roraima y quédense sin aire. Cuestionen todo. No se vayan a dormir sin tener algo en que soñar. Está prohibido que un día se parezca a otro. Y nunca pero nunca piensen que la comodidad se encuentra en un lugar. La comodidad se encuentra en el camino”

Pese a algunos tropiezos que atraviesa todo emprendedor, mi 2014 empezó con la decisión de ascender por segunda vez al Roraima. Dicen que segundas partes no son buenas pero esta fue una experiencia espectacular. En total, fueron más de 42 horas de caminata en 6 días de aventura.

MuéveteUna de las lecciones más grandes de ese recorrido fue sacudirme miedos y excusas para así lograr mi objetivo. Quienes me conocen me habrán escuchado decir que no podía subir a la montaña porque “sufro de las rodillas”, y así por mucho tiempo me limité a disfrutar el Ávila de lejos, o recordaba que mi primer viaje al Roraima fue traumático, debido a los dolores que iba padeciendo en cada tramo del recorrido.

Gracias a este reto personal me concentré en entrenar y fortalecer mis músculos para que así el impacto en las rodillas fuera menor, además de rodearme de un excelente equipo que me compartió sus experiencias con la montaña y siempre me animó a seguir avanzando. Puedo dar fe que vivimos aquella frase de John Maxwell que dice: “Cualquier sueño que pudiera alcanzar sin la ayuda de otras personas sería un sueño muy pequeño”.

Si me preguntan cuál es el momento más emocionante en el recorrido por el Roraima, uno de mis favoritos es . A casi tres horas del campamento base, en el tramo más fuerte del recorrido, y ya casi por alcanzar el tope del ascenso al tepuy, hay un paso en el cual te cae una cascada encima como bautizando tu llegada, o bendiciendo tu salida del Roraima.

Este paso me hace recordar el libro “El camino de las lágrimas”, de Jorge Bucay. En ese texto el autor reconoce que al conectarnos con lo doloroso es como se confronta esa idea autodestructiva de que “no lo voy a soportar”, que indudablemente condiciona la manera con la cual enfrentamos las dificultades. Y es que para atravesar El Paso de las Lágrimas y muchos otros “pasos” en la vida hay que atravesar las situaciones de dolor, aprender a sanar y aligerar la carga para así llegar a la cima.

Las caídas en el recorrido fueron innumerables, pero mis piernas resistieron y aprendí a caminar con mayor seguridad y confianza en el viaje. No se imaginan la plenitud, la satisfacción personal y la paz que sentí al llegar al , punto de llegada del penúltimo tramo exigente del camino, y descubrir que ese miedo por el “dolor de rodillas” quedó atrás.

Camínate un Roraima .4Así como en la montaña, los desafíos aparecen de modos imprevistos y, ante ellos, toca aprender a sacudir los miedos, pisar seguro y no perder la fe y el entusiasmo para lograr las metas. De este tepuy sagrado bajé llenó de energías y ganas para transitar este difícil año para todos, y vaya que he logrado avances significativos que me llenan de satisfacción por los resultados obtenidos.

Este artículo inició con la referencia a un emotivo de una campaña publicitaria que protagonizó el actor Albi de Abreu hace unos años, y me atrevo a afirmar que si en alguna circunstancia tiene vigencia ese mensaje es en este momento. Con sonrisa en los labios incluida, pese a las dificultades que pintan en el ambiente, en 2015 viene mucho más trabajo y emprendimiento en esta travesía por seguir “Construyendo el País que Queremos en el País que Tenemos”, y continuar alcanzando una mejor versión de mí mismo. La comodidad está en el camino. #LaCosaEsEmprender

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