La realidad es demasiado indie

El gobierno parece uno de esos estudios que son famosos por sus grandes superproducciones que terminan convirtiéndose en estruendosos fracasos de taquilla. La pesada burocracia que mueve para sus puestas en escena hace que sus tubazos se conviertan, apenas echados a rodar, en eso que en el argot periodístico se conoce como caliche, es decir, en noticias intrascendentes y de muy poco impacto en los lectores.

Aunque no se trata solo de lo demorado que resulta para presentar su verdad, sino que el abuso de ciertos argumentos van produciendo en la opinión pública un efecto contrario al esperado. Esto lo explicó claramente Robert McKee, autor de esa biblia del género llamada El Guión. Según McKee, una experiencia emocional no se puede reproducir una y otra vez pretendiendo conseguir el mismo efecto, porque cuanto más frecuentemente experimentamos algo, menos efecto produce. “La repetición de una emoción `seria´, es de hecho uno de los mecanismos cómicos más utilizados”, sentencia este estudioso del género.

Tomando esto en cuenta, ¿a qué efecto el gobierno se toma tanto tiempo para producir versiones oficiales que, al final, terminan repitiendo los mismos guiones?

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Ya al gobierno le tocará entender que fue un error anular a la prensa crítica en los grandes medios de comunicación. Y de haberlo hecho en estos tiempos en que, con la llegada de los blogs, la Humanidad no había presenciado una revolución similar en materia de comunicación desde la llegada del telégrafo. El periodista no necesita pertenecer a una gran corporación para dar la noticia, porque sus armas más valiosas (su capacidad de investigación, su habilidad para llegar a las fuentes y su red de contactos) van con él a donde vaya. Y el resultado de sus investigaciones los puede difundir a través de algo tan barato como su cuenta twitter.

De esta manera, por ejemplo, cuando el gobierno ofreció la versión oficial del caso Serra, ya el país sabía a través de informaciones ofrecidas por periodistas desde sus cuentas twitter, cosas como que el director adjunto de Comunicaciones de la Asamblea Nacional, Gustavo Elías Brito, había anunciado el crimen la misma noche del suceso, y que luego borró los tuits. O que Serra había despachado a sus casas a sus escoltas y los que entraron a la casa lo hicieron sin forzar las cerraduras, llevándose dos fusiles que éste tenía en una caja fuerte. También ya se sabía que el CICPC allanó unos edificios de la Misión Vivienda, en La Paz, tras la pista de los presuntos autores materiales del crimen y que Edwin Torres, escolta del diputado, estaría implicado en el caso.

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La realidad es muy veloz. Demasiado indie, para que la opinión pública pueda esperar por las superproducciones con las versiones oficiales. El lunes 20 de este mes, dos sujetos a bordo de una moto entraron en la Escuela Punta Iguana II, en Santa Rita (Zulia), y asesinaron a su director, Suizo Collazo López, de 58 años. La noche del martes 21, Georye Emir Arvelo González, de 25 años, escolta del director del SEBIN, fue asesinado de cuatro disparos para robarle la moto, a 40 metros del Palacio de Justicia. El jueves 23, el presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU) de la Universidad Rómulo Gallegos (UNERG), Yeyson Carrillo Leal (27), fue asesinado de dos balazos.

La señora Muerte, como se ve, produce historias de terror de muy bajo presupuesto pero tan salvajemente contundentes, que no hay superproducción que pueda competir con eso.

 

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