Cómo salir de la crisis en tiempo récord

Los problemas y las carencias de la Venezuela del Siglo XXI mantienen un incremento paulatino, mientras las maniobras del gobierno de Nicolás Maduro, siguen considerándose por muchos expertos políticos y económicos como “tímidas” o “poco efectivas” para combatir las fallas reales del sistema criollo que atraviesa por un desgaste que será medido con rigurosidad a través de los comicios futuros.

Ante un escenario complejo analistas exponen las que a su juicio son las claves necesarias para superar la crisis interna en tiempo récord como mecanismo para enderezar las irregularidades y frenar el “gran el colapso” que pondría en jaque la continuidad del proceso iniciado por Hugo Chávez en 1999.

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Voto necesario. Un punto fundamental para el analista político, sociólogo y profesor de la Ucab, Juan Carlos Araujo, es la transición paulatina del sistema de Gobierno a través de los votos como método infalible para la superación de la crisis a través del ejercicio de la participación popular; y es que explica que la metodología gubernamental no ha proporcionado cambios, debido principalmente a la ideología o el “legado” que se intenta mantener intacto como bandera gerencial, aún y cuando –dice-  las condiciones actuales exigen una revisión exhaustiva de las políticas para evitar un descalabro general.

El analista se traslada a 1988, y hace referencia al plebiscito que dio fin al gobierno dictatorial de Augusto Pinochet en Chile como antecedente histórico regional ‘que da fe’ de la participación popular como generador de grandes cambios. “Hay que retomar esa idea de consenso surgida luego de la salida del militar chileno; no se puede subestimar la fuerza de los votos por muy viciadas que puedan estar las instituciones de un Estado. La superación de una crisis puede empezar con algo tan fundamental como elecciones parlamentarias que den un cambio radical a la forma de hacer política en el país”, sostiene.

Constitución

Cambios desde adentro. Juan Carlos Araujo es de la tesis de que la crisis tiene sus orígenes desde el nacimiento de la Constitución de 1999. Se remite a lo que en su momento el sacerdote y sociólogo Mikel De Viana expresó sobre “la trampa” que llevaba a cuestas la Carta Magna sobre la peligrosa concentración de poderes que en pleno 2015 y tras una cadena de eventos han propiciado “el caos que hoy prevalece en Venezuela”.

Plantea aspectos que deben modificarse a nivel constitucional, no solo para superar la crisis post Chávez, sino para evitar que se repitan en un futuro cercano. El aspecto militar es el primero de estos, cree fundamental una reestructuración que le otorgue al Parlamento competencia única en los ascensos militares, para evitar las individualidades, parcialización política y complicidad que –dice- devinieron del hecho de que el Presidente se encargara de los nombramientos.

“Cuando pones en manos del Parlamento los ascenso militares, requieres del consenso entre actores lo que impulsa el valor de la meritocracia que se ha perdido en las instituciones del país”, señala.

Otro aspecto a modificar sería la reelección en todas sus expresiones, “si se gana por estrecho margen estamos servidos para el abuso de poder, y el Gobierno lo ha dejado claro en muchas de sus conductas. Venezuela no está preparada para ese mecanismo, por lo que la homologación de períodos por seis años para los cargos de elección popular es suficiente”, agrega.

Considera indispensable el regreso de la bicameralidad en el Poder Legislativo que ponga la representación de los estados en el mapa político para eliminar los desequilibrios surgidos a partir de la eliminación de la cámara de senadores en 1999. “Quisieron compensar ese vacío y lo que se logró fue un desequilibrio fatal; muchos diputados para estados como Amazonas y pocos para Miranda y Zulia, que manejan volúmenes electorales más numerosos, por ejemplo. Se debe trabajar en una representación de las minorías de forma justa para evitar concentración de poderes”.

En materia económica, explica la importancia de un Banco Central independiente del Ejecutivo a través de una ley estricta que evite que el poder económico se concentre en los designios presidenciales; para crear ambientes menos viciados y promover una recuperación a corto plazo.

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Medidas impopulares. El analista y consultor político Jesús Castillo, puntualiza que una clave fundamental del Gobierno es reconocer la existencia de la crisis que amenaza su continuidad a través de la ejecución de medidas impopulares que garantizan la maniobrabilidad en lo político, social y sobre todo en lo económico, siento este último un aspecto neurálgico para la estabilización.

Como punto de partida menciona la importancia de establecer parámetros políticos de supervivencia entre oficialismo y oposición que den precedente para obtener resultados favorables en el corto plazo que incidan también en lo social, que es donde –dice- el Gobierno ha obtenido parte de sus ganancias electorales durante los últimos años.

Frenar descontento. Cree necesario el “sacrificio” de espacios para lograr resultados concretos ante los alarmantes índices de popularidad que han descendido debido a la aplicación de medidas incorrectas que han profundizado la crisis.

En ese sentido, apela a la estrategia ecuatoriana aplicada por el presidente Rafael Correa, de quien afirma, inició con un claro lenguaje populista, pero que en la práctica no solo “entendió la difícil situación” de su país tras un colapso institucional derivado de la inestabilidad política, sino que se enfocó en la aplicación de medidas “que si bien le restaron espacios parlamentarios y estadales y municipales, le dieron los recursos necesarios para repetir en la presidencia”.

A eso le suma la jugada geopolítica con países antagonistas ideológicamente como EE.UU. de la que sostiene ha permitido más espacios de maniobra o la colocación de figuras claves que le garantizan el equilibrio financiero tras la dolarización de la economía del país sudamericano.

“El Gobierno nacional debe impulsar cambios certeros, así eso comprometa espacios importantes, sin embargo, en este momento ese debería ser un punto secundario, pues la realidad indica que no realizar ajustes claves la implosión que acabe con todo estaría más cerca de lo pensado”, dice.

No obstante, afirma que una ventaja que poseen es la descoordinación opositora para enfrentar el descontento que hoy impera en el país, a pesar de que las tendencias han sido claras al mostrar una intención de voto inclinada hacia los adversos para las elecciones parlamentarias de este año.

“La gente no cree que la Asamblea Nacional será el cambio definitivo; todo se resume en un cambio real en la forma de gobernar de la administración de Maduro; pues decir que la transición en este momento es la solución tampoco es una idea clara porque podría tener el efecto inverso, agrandar la crisis, aunque el Gobierno sabe que está al borde del descontrol si no asume su responsabilidad”, finaliza.

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