Sin aluminio no hay paraíso

Mientras septiembre cierra con una huelga en SIDOR de difícil resolución, octubre transcurre con lamentables hechos de sangre, al tiempo que la conflictividad laboral y la escasez, mantienen su latencia.

Durante dos semanas en septiembre estuvo paralizada la producción de jugos y envasado de té que realiza la planta de Pepsi Cola de Venezuela, ubicada en el estado Carabobo, debido a la falta de latas y tapas que por segunda vez en el año, impide continuar las operaciones de esta empresa del grupo Polar. También hay déficits en el suministro de pulpa de fruta.

La empresa Superenvases, otra empresa del grupo Polar en Carabobo, reanudó recientemente sus labores luego de paralizarse dos veces este año por falta de materia prima. El Secretario General del sindicato de esta manufactura, José Ruiz, señaló ante medios locales que la entidad de trabajo recibió una dotación de aluminio que permitirá operar hasta marzo del próximo año. Superenvases tiene una capacidad para producir 120 millones de latas, no obstante, se ha venido reduciendo con los años y actualmente se mantiene entre 30 y 40 millones de latas.

Mientras que los trabajadores de CVG Bauxilum anunciaron el 09 de octubre de 2014, que permanecerán de brazos caídos hasta recibir el pago de los 40 mil bolívares por la mora en la firma de la contratación colectiva. Sutralúmina Bolívar, sindicato que agrupa a estos trabajadores denuncia que la acción de protesta obedntroece al permanente incumplimiento de las actas suscritas con la presidencia de CVG, y Bauxilum, y la falta de servicio de transporte, en vista de gran parte de la masa laboral habita en poblaciones aledañas como Upata, El Triunfo y el Pao, ya que la empresa no está garantizando el traslado como establece el contrato colectivo.

La merma en el suministro de aluminio y su subsecuente escasez, es uno de los eslabones en la cadena de eventos que afecta el proceso productivo nacional. Aunque asociamos comúnmente el aluminio con la industria de la construcción, lo cierto es que se encuentra vinculado con múltiples productos que necesitamos, especialmente alimenticios.

Por eso, cuando en Guayana el gobierno nacional incumple los acuerdos con trabajadores del acero y el aluminio, resulta afectada la población del país. Para explicar la escasez y la ausencia de una lata de algún producto integrante de la dieta diaria,  no bastan los encendidos discursos gubernamentales que responsabilizan a una supuesta “guerra económica”.

Entender la gravedad del abastecimiento que vive Venezuela en rubros que requieren de aluminio para su envasado, pasa necesariamente por evaluar la política laboral del gobierno en la CVG, en las empresas básicas y en la administración de las divisas nacionales provenientes del petróleo.

Y es que la crisis venezolana tiene varios rostros. Uno  sigue siendo el incumplimiento de expectativas a la clase trabajadora. De allí que la necesidad que el gobierno nacional cambie el orden de los asuntos que atiende con el dinero que entra por concepto de la industria petrolera. Si hay presupuesto para determinadas y seguramente muy justificadas donaciones a naciones extranjeras, debe atenderse con prioridad la garantía de las condiciones laborales a la masa laboral del aluminio y  abastecer las plantas manufactureras que requieren esta materia prima, principalmente en el sector alimenticio.

María Esperanza Hermida

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