Este artículo es parte de una investigación más amplia realizada en 2012 antes de las elecciones presidenciales de octubre en la que resultó reelecto el presidente Chávez. Lo republicamos en El Cambur por su indudable vigencia pues refleja los distintos países que parece haber en Venezuela.
Tenían entre 18 a 28 años en el 98, para muchos era su primera votación, son la última generación que puede recordar algo de Venezuela antes de Chávez. 25 panas de diversas extracciones sociales, todas las posiciones políticas y todos los matices posibles, conversaron con nosotros sobre un mismo tema: Venezuela, y cómo la hemos vivido los “hijos de la crisis”, palabra que nos ha acompañado desde nuestra infancia y juventud.
Hoy día estos panas tienen entre 32 a 42 años y se desempeñan como funcionarios públicos o de empresas del Estado, comerciantes, profesores universitarios, gente de la cultura, economistas, politólogos, comunicadores sociales, sociólogos, psicólogos, ingenieros, educadores, diplomáticos, gente de la empresa privada, emprendedores sociales, activistas por los derechos humanos y por supuesto, dirigentes políticos.
Todos respondieron una batería de 15 preguntas en un momento clave para el país: justo antes de las elecciones presidenciales de 2012. Esta será una primera entrega, en la que pondremos la lupa en los temores que tienen sobre la posibilidad de que su opción fuera la derrotada este 7 de octubre, a la vez que exploramos las posibilidades para superar la polarización que identificaron nuestros entrevistados.
Aunque ninguno de los entrevistados mencionó de manera expresa la palabra “miedo”, consideramos que este es el sentimiento que mejor permite expresar lo que muchos manifestaron “¿qué pasaría en el caso de que el “otro” candidato resulte victorioso?”, lo cual se percibe como una sensación de exclusión por parte del otro modelo de país que simboliza esa “otra” candidatura. Para los fines de este escrito, nos interesa reflejar cómo Venezuela se encuentra entre dos sistemas de argumentación que encierra temores, prejuicios y miedos hacia lo que ese “otro” venezolano podría estar convalidando y que, según su percepción, “nos amenaza” como colectivo.
No nos detendremos en los aspectos positivos y las esperanzas, que las hay, por parte del candidato que prefiere cada entrevistado, sino pondremos en evidencia las cosas que nos separan, con la intención de colocarnos todos ante la interrogante “¿Podemos Vivir Juntos?” que para nosotros es la pregunta más importante a partir del 8 de octubre.
El miedo de “unos”
Para los opositores, una victoria de Chávez:
- “Radicalizará la revolución, se generarán cambios muy profundos”; “Nos pone en un panorama apretado, se van a cortar los espacios. Estamos en un juego donde todos los días te quitan una vaina. Esos espacios se achican y la gente se acostumbra. De ganar el tipo apunta a seguir cerrando esos espacios”; “Menos libertades, cada vez menos democracia”.
- “Chávez dirá: ¿Ven que sí somos socialistas?”
- “Se va a derogar la Constitución del 99, el proyecto del Estado Comunal va a imperar”; “Yo vería a Chávez feliz nombrando a gobernadores y alcaldes a dedo”
- “Va a apretar en algunas cosas, por ejemplo, en términos económicos”; “¿ah, tú me querías sacar?”, “habrá medidas económicas que van a limitar cada vez más las posibilidades de los venezolanos”. “Vendrán más expropiaciones”.
- Puesto que se mantendrán los “mismos líderes, mismos ineptos”, una victoria oficialista “prolonga la negación del enfrentamiento de los problemas de la gente”.
- “Voy a lamentar que se sigan formando ciudadanos dependientes del Estado y no que puedan valerse por sí mismos”
- Puede significar una “derrota moral a la oposición que será una bomba de la línea de flotación”; “Habrá persecución política a gente de la oposición”.
- “Se va a endurecer su política contra los medios independientes”.
- “Llegaremos a un punto en el que o nos vamos todos o nos matan a todos”; “Veo cuesta arriba la permanencia de gente que piensa distinto en el país”, se iría una nueva oleada de venezolanos.
La mayoría de los entrevistados de oposición se inclinó a mencionar que esto ocurriría en cualquiera de los escenarios de la victoria chavista. “¿Qué pueda hacerlo e imponer su proyecto? es otra cosa” dijo uno de los entrevistados. Ante ello se teme que se den protestas de la oposición en desconocimiento de los resultados, o como lo afirmó un entrevistado no alineado con las opciones en disputa: “Si la derecha se pone en las guarimbas, legítima la opción represiva por parte del gobierno. Si actúa inteligentemente desde los mecanismos legales, le crea una situación de ingobernabilidad muy fuerte, por ejemplo, a través de otro referéndum, sin contar la incertidumbre sobre la enfermedad del presidente”.
Este mismo entrevistado advirtió: “si Chávez gana con un margen estrecho, no puede hacer su proyecto, tendrá que hacer concesiones y compartir cuotas de poder, lo cual implica que tendrá que controlar a los radicales que han creído en el socialismo. Va a venir una represión a su gente, por la gobernabilidad del país, va a negociar. Lo contrario sería jugar al caos, más duro de lo que se lo ha jugado hasta ahora”.
Otros entrevistados advirtieron que “pudiera haber una relativa estabilidad política pero con crisis económica, puesto que el modelo estatista estaría entrando en crisis, se van a crear muchos conflictos, dado que ya no alcanzará la “platica” para cubrir las demandas de la gente” y, por la inviabilidad del modelo económico, hasta podrían verse obligados de implementar los ajustes económicos que tanto acusan que hará la “derecha”.
El miedo de los “otros”
Si gana Capriles, los oficialistas, no están libres de temores, se cree que detrás del candidato opositor “no hay un personaje, sino un programa que fue elaborado por gente de dentro y fuera del país”, por lo que algunas de sus aprehensiones son:
- “Deterioro, parálisis de todo este proceso de transformación, retroceso en los derechos sociales y económicos adquiridos”, en fin: “una vuelta al pasado”.
- “Me imagino un país privatizado, siguiendo recetas de corte neoliberal”; “se volverá a hipotecar al país, imagino un país pobre”; “no voy a comer perrarina” como en el segundo período de Carlos Andrés Pérez.
- “Habrá persecución, me lo imagino con unas retaliaciones políticas brutales”.
- “Puede decir misa pero yo no creo que respetarán a los empleados públicos”; “Se ha intentado convencer a los empleados públicos con “espejitos””
- “El sistema de participación lo van a echar para atrás”
- “Me preocupa mucho la cacería de brujas”; Se teme que ahora los opositores digan: “este tipo que tanto que me jodió, déjame joderlo”.
Ante estos temores se expresa: “¿Tú crees que la gente se quedará tranquila? la gente no se va a dejar quitar sus conquistas”; “Podrán privatizar PDVSA, pero no podrán quitar lo que la gente tiene en la cabeza, su conciencia de participación e inclusión”. “Evidentemente la gente tendrá resistencia al cambio”. “Toca defender lo que hemos ganado frente a los intentos de la MUD y el “Imperialismo”, no se van a dejar perder los beneficios sociales, no será posible una política de concepción liberal”.
A la hora de justificar una reacción de este tipo, se argumenta: “Eso es culpa de ellos mismos”, de la aventura golpista de Carmona. C uando hasta se le ocurrió intentar “cambiar el nombre al país”, por lo que la respuesta a la “derecha” se la imaginan como algo parecido al Caracazo o al 13 de abril: “Se va a encender el país por los 4 costados. Nos toca la resistencia, de todo tipo, organizarnos para avanzar de todo tipo. Avanzar con la derecha gobernando. Nos toca muy duro si gana la derecha”, bajo la consigna: “calle, candela, pueblo” se anuncia movilización y organización popular en resistencia a un gobierno diferente al de Chávez.
Como dijo uno de los entrevistados no alineados: si gana Capriles “vendrán momentos de conflictividad, pero llegarán a acuerdos”, ante lo que deja entrever que pudiera inaugurar un nuevo bipartidismo, dado el supuesto de que el chavismo aprendiera a dejar de lado la exclusión política, por lo que pudiera ser el mismo aprendizaje que se dio luego del trienio adeco. “Van a haber unos meses de aparente bonanza económica, vendrán capitales, pero a mediano plazo el endeudamiento público va a pesar. Luego volveremos a los programas que nos obligarán a apretarnos el cinturón” dijo este mismo entrevistado no alineado.
¿Podremos Vivir Juntos?
Ante ambos miedos, uno de los entrevistados dijo: “aquí hay suficientes armas y gente dispuesta a usarlas para plantear escenarios catastróficos: hechos aislados de violencia, guerra civil o exterminio”. Por lo que “de la dirigencia política dependerá que esto se evite”. Razón por la cual, mientras los dirigentes construyen -o destruyen- estos puentes, nos dimos a la tarea de preguntar sobre las oportunidades para la convivencia que tenemos los venezolanos.
- La mayoría de los entrevistados están de acuerdo en que los venezolanos podemos vivir juntos, aunque “Nominalmente se habla de convivencia, no se sabe cómo canalizarla”. Pues “sino creyera en el entendimiento y la negociación me hubiese ido a la guerra”, por lo que “hay que bajarle a la violencia”, como reconocieron varios de los entrevistados.
El respeto, la tolerancia, la convivencia está presente en las palabras de los entrevistados, evidenciando la necesidad de que el grupo al que se pertenece, y su identidad política, sea respetado por el “otro”.
- “Es necesario que cambien las cosas, respeto de una parte hacia la otra”; “Por supuesto, claro que sí, hay cabida para todos, ambos sectores tienen puntos válidos”; “Yo creo que sí, hay que hacer un esfuerzo de normalización, el “otro” no es un monstruo, ni un extraterrestre”.
Ahora bien, como se nos recuerda, las tensiones políticas son un fenómenos mundial: “En Estados Unidos viven republicanos y demócratas, que se exacerbe la polarización es otra cosa”, razón por la cual vale la pena tomar en cuenta esta observación de una entrevistada: “Yo no veo que haya una política dedicada a resolver el problema de la agresividad”. Aunque como dijo otro entrevistado: “No depende de un hombre sino de cada uno de nosotros”, por lo cual podemos reconocer que la convivencia es un tema que amerita acuerdos políticos, pero también la participación de la gente.
Pareciera que “la intolerancia de lado y lado se ha desmontado mucho” en estos años, como dijo uno de los entrevistados, pero a la vez, se constata en la actualidad que “la línea de la tolerancia se está poniendo cada vez más delgada”, como afirmó una entrevistada. En esta re-polarización a la que asistimos, es pertinente preguntarnos ¿Qué cosas nos unen?
¿Qué cosas nos unen?
Toca reconocer que estamos en un terreno hostil para el encuentro entre los venezolanos, empezando porque, como dice uno de los entrevistados, “hemos llegado a polarizar nuestros logros colectivos: con la medalla de oro de Limardo o con Simón Díaz no ha faltado quien los politice. Hasta con las misses llegamos a politizar y decimos “ganó porque tenía un vestido rojo””, lo nos permite reflejar que cotidianamente “conspiramos para no unirnos” y este autosaboteo colectivo se amplifica en redes sociales: “antes era un chiste entre panas, hoy es un meme”.
Sin embargo, en nuestra autodefinición como venezolanos aparecen rasgos que nos permiten vernos en común:
- “Somos más nación que otros países, pues no tenemos diferencias raciales, religiosas lingüísticas, y aunque existen diferencias sociales, somos permeables”; “Somos un pueblo construido junto con inmigrantes. Tenemos un inmigrante por alguna parte”.
- A primera vista nos unen una cantidad de símbolos que -nos gusté o no- muchos de nosotros vemos con frecuencia en las cadenas “venezolanistas” de correo electrónico o en redes sociales. Muchos coincidieron en que nos unen: el deporte, el beisbol, la Vinotinto, nuestros sabores, las hallacas, el gusto por la arepa, la olla mondonguera, el “comino de Carupano”, nuestras tradiciones, la música, nuestra condición natural, las playas, el Miss Venezuela y nuestras bellezas, la rumba con nuestros panas, nuestra familia, nuestra “madre”.
- También nos une nuestra historia y el pensamiento bolivariano, aunque hubo quienes advirtieron que depende de cómo se interprete.
En relación a cómo generalizamos nuestro comportamiento colectivo, muchos entrevistados reconocen que nos une el modo en que muchas veces nos relacionamos con nuestros amigos y familiares más cercanos o cuando nos encontramos a un “buen venezolano”:
- “Forma ligera de ser, de llevar las cosas, de no ser tan serios, de buscarle el lado positiva a las cosas, el chiste a todo”; “esa capacidad de reírnos de nuestra propia desgracia”.
- “Somos poco conflictivas para el trato, distinto a otras sociedades”.
- “Ese calor humano”
- El “Aceptarte por cómo eres, no por quién eres”
- “Somos solidarios, simpáticos, un pueblo que se une en sus momentos difíciles”
- La Alegría del venezolano.
- “El señor que nos trata con cariño, la mayor cantidad de gente trata bien al otro. Son muy pocas las personas que maltratan”.
- “El venezolano es fraterno, es noble, humano. Todavía tenemos esa fibra y le podemos decir al vecino: “regálame un poquito de azúcar” que en otros países no sería posible”
- “Somos un País bastante diverso, cosa que nos aleja pero a la vez nos une”.
Una de las entrevistadas reconoció que lo que nos une muchas veces pueden ser cosas asociadas a nuestros “antivalores”:
- Esa viveza criolla, la “jodededera”, lo abusadores y confianzudos que podemos llegar a ser en el trato con el otro. Ese “mi amor” en el trato con un desconocido. “Decir tía a la tía sin ser tu tía”. Ese “parejerismo” nuestro. “Ese sentirnos excepcionales, creernos que estamos en la cúspide del ser humano”. “El no hablar para adentro, sino de voz alzada”, aspectos que nos identifican y, paradójicamente, “nos puede llegar a gustar e incomodar”.
Lo cual llevó a varios entrevistados a reconocer, que hasta eso que nos puede avergonzar en nuestro territorio, forma parte de lo que nos da nostalgia y nos une en el exterior:
- “Cuando viajas, ves a los venezolanos y las otras cosas tienen que ver con lo que somos”; “La música, la canción “Venezuela”, pavosísima, o el “Alma Llanera”, cántala en España, tú mismo terminas llorando”; “Cuando estás afuera y no tienes todas estas cosas que nos unen dices por qué no valoramos y nos damos cuenta de las cosas que nos unen y, al no darnos cuenta, nos estamos matando”.
Agenda para el encuentro
Algunos entrevistados, reconocieron a muchos de los aspectos anteriores como aspectos “ligeros” y hasta “superficiales”, por lo que se reconoce que ”somos un país mestizo, pues si bien existen prejuicios, tenemos una posición anti aristocrática”; con “derecho de vivir bien” pues existe una “ilusión de armonía, eso siempre nos va a unir, hay que capitalizarlo y trabajarlo para que sea verdad”.
Pareciera entonces que todo esto es factible con una “convicción de la necesidad de resolver problemas políticos a través de la democracia”; donde entonces es necesario: “generar canales invisibles, sentarte a hablar con alguien de otra tendencia política y entender lo que tienen que decir”; donde nos unen dos posibilidades: por una parte, “la posibilidad de construir relaciones respetuosas con la otra persona”, y, por la otra, ” la posibilidad de salir hacia adelante, ayudar a todos por igual”. Entonces, qué aspectos prácticos podemos llevar a cabo:
- “Cualquier esfuerzo comienza por uno mismo. Es importante que cada quien tome una pausa, respire y se vea. Asunto de “terapeútica” en el fuero íntimo de las personas. Que cada uno de nosotros explore lo que hace por construir convivencia”; “Necesitamos tiempo y paciencia y gente comprometida a vivir juntos”; Como dijo una de las entrevistadas: “Desde mi óptica que creo en la paz, en el perdón”, por lo que la inquietud es cuántos más comparten esta perspectiva.
- Los espacios públicos son fundamentales para fomentar el encuentro, “son nuestra “piel común” en la que nos vemos, caminamos, disfrutamos un concierto, un maratón o vamos sonriendo tomando algo. Eso no se decreta, se construye”; “La cultura está llamada a eso. Hay que generar espacios de encuentro para que haya convivencia”.
- “Eliminar la “Lista de Maisanta”, que se sigue aplicando. Tiene que existir libertad de pensamiento y elección política”, como reconoció una entrevistada que labora para una empresa del Estado.
- “Lo que caracteriza a los políticos es la negociación, van a venir los puntos de encuentro”
- “Ir más allá de las mesas de diálogo de los políticos, hay que apostar a las posibilidades de construcción colectiva desde la gente, sin ignorar a los excluidos”.
- Por lo que el reto que se nos abre es el de: “construir un país donde la exclusión no sea posible”; “con respeto, respeto al que trabaja, al que mueve la herramienta”
O como interroga uno de los entrevistados no alineados: “¿desde dónde podremos convivir, desde el proyecto liberal de la MUD o desde la coptacion chavista?”. Una pregunta nada baladí con la que el entrevistado nos invita a trascender modelos, preconcepciones y polarizaciones.
Cierre abierto
Como puede verse, este esfuerzo de entrevistas y gratas conversaciones entre amigos de diversas posiciones políticas nos ha permitido adentrarnos en los temores que rodean esta elección presidencial . A partir del 8 de octubre una parte del país celebrará por el resultado electoral, pero habrá otra que quedará atenta a que sus temores no se cumplan, muy por el contrario, quedarán a la espera de cómo será la actitud de los “vencedores”. Llega la hora de responder colectivamente sobre la posibilidad de vivir juntos y encontrarnos bajo la posibilidad de un trato digno, sin exclusiones ni imposiciones. Es la hora de probarnos de qué estamos hechos.
Rodolfo A. Rico Chávez >
Félix M. Ríos Álvarez >
Félix M. Ríos Álvarez
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