Crónica de mis 20 horas en Maiquetía

Ya es más que frecuente escuchar acerca de los retrasos en los vuelos que se realizan en nuestros aeropuertos, pero lo del viernes 7 de noviembre es una historia imposible de callar. Invitado a dar una conferencia sobre emprendimiento social a jóvenes inquietos en temas de mercadeo, publicidad y periodismo, mi misión era la de introducir la idea de que el emprendimiento no se riñe con el bien común, y que nos da la posibilidad de apostarle a seguir haciendo cosas por el país en medio de las adversidades.

Adversidades que no solo pusieron en riesgo mi asistencia a este evento, sino que se relaciona con los escollos que solemos vivir los venezolanos a diario, ejemplificando el día a día de quienes nos resistimos a rendirnos frente a tanta arbitrariedad e irrespeto.

El primer gran obstáculo fue la suspensión de vuelos de la aerolínea Estelar Latinoamérica por parte del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC), medida que afectó a cerca de 500 pasajeros que bajo el argumento de “presentar un conjunto de debilidades en sus procesos de control de mantenimiento de sus aeronaves” que comprometía las operaciones y la seguridad de los usuarios.

Sobre este hecho, el comentario recurrente fue por qué no avisaron previamente a los pasajeros de esta circunstancia, por qué esperar cerca de tres horas para dar una primera e improvisada comunicación oficinal, por qué los representantes de la Aerolínea Estelar atendieron con tanto desdén e indiferencia a los reclamos de los pasajeros que esperaban una respuesta respetuosa, por qué no cumplen los “derechos de los viajeros” que pone el INAC en un pendón no parece tener mayor efecto.

Fue así como para lograr mi meta de poder estar en Margarita, tuve que explorar el chance de registrarme en más de una lista de espera, lo cual no está suficientemente regulado y se presta para las diversas manifestaciones de corrupción y abuso en una indignante escala que está a la vista de todos. En un país con líderes que se llenan la boca hablando de justicia social, pude constatar como diversos empleados de las aerolíneas o de las autoridades competentes se prestaban como gestores para que por un monto mayor al costo del pasaje, o por estar palanqueados con algún contacto, haya un trato preferencial para poder obtener un boleto, en condiciones extraordinarias y evidentemente desiguales.

20horas en el terminal de vuelos nacionales.

20horas en el terminal de vuelos nacionales., pero no fue derrotado en el corazón.

Finalmente luego de haber rebotado de un par de listas de espera, pude conseguir un boleto para lograr llegar a mi destino en la madrugada del día siguiente. Es en este punto de la historia que toca reconocer que Venezuela está cundida de colas, demoras y cierres, y frente a ello debo decir que “Esto No Es Normal”. No hay espacio para la resignación ni el conformismo. Si queremos llegar en algún momento a ser una potencia turística tenemos que empezar a respetar a nuestros viajeros, y esto implica muchísimo más que hacer una caricatura o un vídeo clip musical.

Frente a estos desmanes tenemos dos opciones: rendirnos y unirnos al coro de quienes dicen que “todo está perdido”, o no darle el gusto a quienes se benefician de nuestro pesimismo. Ya lo he dicho: La peor derrota es la derrota del corazón. Rendirse es el camino fácil ¡Esto También Pasará! ¡Chau Pesimismo! … y con el!

Félix M. Ríos Álvarez

#EmprendedorSocial comprometido con , Caraqueño, #Sociologia UCAB y próximo MGP IESA. Agrégale Salsa, Cine, Yoga, Ávila y Pasión por #Innovar

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