Cada día somos más quienes vamos «Al trabajo en bicicleta»

Caracas es una ciudad difícil principalmente por el tema de tráfico que se presenta diariamente, a veces ni los fines de semana hay descanso para quienes deciden aventurarse a usar su carro como principal medio de transporte. Y es que una de sus principales desventaja que tiene como capital de la República es que no hay manera de poder evadirla para quienes buscan trasladarse del oriente al occidente del país y viceversa.

Soy de aquellos que piensa que las políticas públicas eficientes de una ciudad se demuestran cuando las personas con más poder adquisitivo deciden voluntariamente caminar y usar el transporte colectivo por encima de su vehículo particular. No obstante, se hace evidente que en el país con la gasolina más barata del mundo – pero que más cuesta en impacto económico y ecológico de la región - no han habido mayores incentivos por parte de quienes tienen el poder de ajustar las políticas públicas, para darle la oportunidad a las personas de tomar la decisión contundente de abandonar el vehículo particular, el cual es la fuente principal de congestión en la ciudad, especialmente cuando se conoce que el promedio de ocupación no llega ni a dos personas por vehículo según cifras oficales.

Cuando alguna persona toma esta decisión de dejar su vehículo y se sumerge en el mundo del transporte colectivo, ya sea por necesidad temporal o por una toma de decisión consciente y voluntaria, son muchas más las limitantes a las que hace frente - como la  inseguridad, el mal estado de las unidades, la superación del límite de capacidad de carga, la imprudencia del conductor, etc. - que los beneficios personales de dejar de usar el carro. Muchas personas abandonan la decisión y prefieren sacrificar más de un mes del año – en tiempo promedio de vida - estancados en una cola para llegar al trabajo o lugar de estudio y devolverse a casa. En el peor de los casos algunas personas optan por adquirir una motocicleta, incrementando así las probabilidades de  formar parte de las estadísticas diarias de los cientos de motorizados lesionados por accidentes de tránsito.

Ciertamente hay personas que no pueden escapar de esta realidad diaria cuenten o no cuenten con vehículos particulares – autos y/o motos – y a veces más que una decisión, es el día a día que deben asumir desde muy temprano en la mañana por falta de alternativas dentro de la ciudad. Sin embargo un reducido grupo de personas – dentro de quienes me incluyo –  se ha propuesto la tarea de presentar una alternativa que en otras ciudades del mundo parece estar funcionando, a pesar que en muchas de ellas las políticas públicas no están destinadas para su incentivo.

La idea de ir al trabajo en bicicleta empieza a tener fuerza cuando recoges historias reales y cercanas en la movida urbana como la de un ingeniero de más de 30 años de edad, con auto particular, que al ver como ciclistas urbanos le pasaban de largo durante la cola todas las mañanas, decidió probar una vez a la semana desplazarse en su bicicleta hasta el trabajo y luego de apreciar los resultados, tanto físicos como emocionales, fue incrementando su ejercicio diario hasta limitar el uso del carro considerablemente durante la semana. Si bien gustan conocer los detalles de este y otros testimonios recuerden que cada palabra o frase coloreada y subrayada en todos mis artículos les ampliará las informaciones que complementan y sustentan la narrativa.

Si bien ir al es una opción bastante limitada hoy día para los y las ciudadanas comunes – aparte de poco promocionada – debemos considerar que existen muchísimas personas aptas que cuentan con la vitalidad y las condiciones de distancia para descongestionar el tráfico automotor y/o aligerar la carga del transporte colectivo. Con solamente poner a pedalear al de la ciudad estaríamos hablando de más de 200 mil personas que ocuparían  menos puestos en el transporte colectivo y/o en el tráfico de vehículos que tanto espacio público ocupan, esto solamente se puede lograr con un reajuste radical en las políticas públicas de la ciudad, implementando préstamos de bicicletas públicas, acondicionando calles y avenidas para la incorporación de ciclovías – sin quitarle espacio al peatón – invirtiendo en mobiliario urbano como bici-estacionamientos ubicados estratégicamente en la ciudad y sobe todo ofreciendo a la ciudadanía una opción razonable de precio-calidad para adquirir una bicicleta, ya que a diferencia de cualquier país del mundo, en Venezuela últimamente una buena bicicleta de primera mano puede llegar a ser más difícil de adquirir que la motocicleta más básica del mercado.

Sin embargo, no dejan de ser asombrosas las ventajas a nivel de salud pública que beneficiarían a la población; el primero de los males que se disminuiría con toda seguridad es el estrés de la dependencia de terceros para llegar a un destino, cuando cada quien mueve su propio vehículo la concepción que se tiene acerca de la distancia y el desplazamiento cambia totalmente. A muchas personas adicionalmente les hace revivir épocas de infancia, cuando la sensación de alegría al pedalear la bicicleta en el parque o vía recreativa era difícil de superar.

Siendo realistas el uso de la bicicleta como un medio de transporte eficiente se ha demostrado en viajes que contemplan entre 5 y 10 kilómetros dentro de la urbe, en lo personal estoy seguro que muchas de las personas que habitan en el centro de Caracas y trabajan en las zonas corporativas e industriales, como por ejemplo, Chacao o Los Ruices, cumplen perfectamente esta condición de distancia para el desplazamiento razonable. Existirán otras personas que al vivir las ventajas de desplazarse en bicicleta, estos rangos de distancia eficiente vayan aumentando con el pasar del tiempo al mejorar su condición física. Lo importante es tener la confianza y sentirse con la seguridad de tomar esta decisión que definitivamente va a darle un vuelco de 180 grados a la manera de vivir el día a día.

Los beneficios del uso de la bicicleta como medio de transporte diario son múltiples y se ven reflejados principalmente en el estado de ánimo de la persona, la sensación de felicidad permanente durante el día a día se debe al ejercicio cotidiano, el cual estimula una serie de neurotrasmisores que se conocen como las endorfinas. Un(a) trabajador(a) que llega más feliz a su lugar de faena, rinde mucho más y cuando es capaz de retornar sin tantos obstáculos a su lugar de descanso, definitivamente se siente más motivado(a) en todo aspecto, entonces si conocemos estos argumentos y han tenido resultados positivos en tantas ciudades latinoamericanas con características similares a Caracas, pregunto:

¿Por qué como comunidad nos cuesta tanto tumbar paradigmas y apoyar estas iniciativas que emergen de la misma ciudadanía como una propuesta de transporte sustentable en la urbe?

Es evidente que son una mayoría quienes aspiran al cambio y transformación de la ciudad, pero al parecer aún son muy pocas personas las que están dispuestas a ser parte de ese cambio que quieren ver o siquiera respaldarlo.

Yo seguiré agradecido con este espacio que me permite llegar cada vez a más personas que tienen la la oportunidad de reflexionar a través de mis mensajes lo que yo mismo no era capaz de ver hace unos años atrás. El cambio puede empezar incluso por la forma en la que decidimos andar en nuestras ciudades.

Si quieres ser parte de la causa sigue las diferentes redes sociales que apoyan esta iniciativa desde los movimientos de ciclistas organizados.


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Luis Calderón


Ciclo-Activista Urbano / Contador Público
Co-fundador de Bici-Aventuras Caracas y Cicloturismo Venezuela
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